El Príncipe cobarde
Érase una vez…
Un príncipe valiente y creído que pensaba siempre que estaba muy por encima de los demás. Un día encontró una mansión oculta bajo un bosque.
Abrió de una patada la puerta que bloqueaba la entrada a la mansión y se adentró en ella.
Una vez dentro subió las escaleras que había en el gran salón.
Parecía una mansión abandonada y descolorida por los años que llevaba construida.
Allí vio un gato negro con ojos verdes y una señora fea con un sombrero viejo y roto. Al lado de la señora fea había un caldero con un mejunje muy sospechoso. El príncipe sacó la espada y se acercó a ella con el propósito de asestarle un golpe y recibir una buena recompensa por su cabeza, ya que estaba claro que era una bruja.
El príncipe acercándose cada vez más a la bruja pisó sin querer un palo largo y lo rompió. La bruja oyó el crujido del palo y se dio la vuelta. Vio al príncipe con un arma en la mano, y viendo sus malas intenciones, le lanzó un hechizo que le transformó en ratón. El gato de la bruja, al ver al príncipe ratón se abalanzó sobre él. El príncipe corrió y corrió y corrió, hasta salir de la mansión. No sabía cómo ir al pueblo, llamó al corcel varias veces, pero, este no le hizo ni caso. Se fue hacia un camino que llevaba al pueblo y tardó dos años en llegar.
Se metió en su castillo y no salió jamás de allí. Recibió varias peticiones y encargos del rey. Pero el príncipe las rompió todas en pedazos y se marchó a seguir con su larga y perezosa vida.
Carmen Moreno Segura 6ºB
Fin